Hoy 27 de diciembre, la Iglesia Católica celebra la festividad litúrgica de San Juan Evangelista, y en homenaje a nuestro Santo Titular, vamos a contemplar detalles de la vida del apóstol como discípulo de nuestro Señor y como evangelista y autor del Apocalipsis.
De todos los discípulos de Cristo, Juan, un pescador judío hijo de Zebedeo y de Salomé y hermano de Santiago el Mayor es llamado “el discípulo amado”. Esto es, porque Jesús fue manifestando signos especiales de predilección en algunos momentos de su vida siendo el primero de ellos el instante en el que fue llamado a ser discípulo de Jesús. Juan el evangelista era discípulo de Juan el Bautista. Cuando este último llamó a Cristo “el Cordero de Dios”, el Evangelista comenzó a seguirlo.
Juan ha sido testigo de varios de los momentos más significativos de la vida de Cristo, tales como la Transfiguración de Jesús en el monte Tabor, la Última Cena en la cual el discípulo se recuesta en el pecho de Jesús, éste le pregunta quién es el que lo va a entregar. Juan fue el único de los apóstoles que junto a María permaneció al pie de la cruz, momento en el que Jesús muestra a María como madre del apóstol y a éste como hijo de María.
El Evangelista es el primero de los apóstoles en creer en la resurrección de Cristo cuando María Magdalena dio la noticia de haberse encontrado el sepulcro vacío.
Según cuenta la tradición, después de la Ascensión del Señor, se queda Juan junto a Pedro en Jerusalén por un tiempo y se habría retirado más tarde con María a Éfeso para evangelizar aquella zona de Asia Menor.
¿Qué es lo que hace que el Evangelio de San Juan destaque sobre los otros tres evangelios llamados “sinópticos”?
Juan es autor del cuarto Evangelio además de escribir tres epístolas y el Apocalipsis, el último libro que encontramos en la Biblia.
El Evangelio de Juan utiliza un lenguaje algo más refinado y más teológico que los otros tres Evangelios (llamados sinópticos). En aquellos textos donde Mateo, Marcos y Lucas solamente tratan de narrar los acontecimientos de la vida de Cristo, Juan invita mediante su Evangelio a la aceptación de la revelación del Verbo de Dios hecho carne, nos invita a creer en Él para alcanzar la salvación. Es por eso por lo cual a San Juan Evangelista también se le conoce como “el teólogo”.
Sobre los Evangelios sinópticos, el Evangelio de Juan destaca por ser una narración en la cual no solamente se relata la historia de la vida del Señor, sino que se trata sobre una contemplación mística de ella.
Según algunos escritores antiguos, Juan pretendió escribir un Evangelio espiritual con idea de completar los tres Evangelios sinópticos. Además, cabe destacar que el Evangelio de Juan no está dirigido a los primeros cristianos, ni siquiera a los judíos. El Evangelio de Juan está dirigido a cristianos adultos que ya conocen a Cristo y a la doctrina que nos enseñó y lo hace para confirmar la fe en estas verdades contra las falsas doctrinas y herejías.
El Apocalipsis relata la revelación de Dios a San Juan mediante un género literario muy similar a algunos textos proféticos del antiguo testamento. En contra de que el término “Apocalipsis” hace alusión a la destrucción, éste significa revelación.
Es en este libro donde Juan transmite un mensaje de esperanza en el que Cristo vendrá triunfante sobre todas las cosas cuando Dios establezca su reino de justicia al final de los tiempos. Esto hace que el apocalipsis pueda ser considerado un libro profético. Juan escribe el Apocalipsis en la isla griega de Patmos, fue enviado a Roma con anterioridad y lo sumergieron en aceite hirviendo sobreviviendo de forma milagrosa y siendo el único de los apóstoles que no muere martirizado. Finalmente, regresó a Éfeso donde murió.
David Flichi Escalera