PLAN DE FORMACIÓN 8: ICONOGRAFÍA DEL ESCUDO DE LA ESPERANZA. “EL ANCLA”

¿Te has preguntado en alguna ocasión el significado que tiene el ancla que aparece en el escudo de nuestra Hermandad?

Para los profanos de la heráldica, un ancla puede representar tan solo, el origen marinero de nuestra hermandad. No obstante, esconde un profundo significado teológico que se remonta a los orígenes del cristianismo.

Para los marineros de la antigüedad, el ancla representaba un símbolo de seguridad, de solidez, y de tranquilidad, dado que mantenía la nave firmemente plantada.

En la doctrina cristiana, la virtud de la esperanza ocupa un lugar de gran importancia, Cristo es la esperanza que nunca falla para aquellos que creen en Él.

Pero la primera vez que se asocia el ancla con la idea de la Esperanza es en la Carta a los Hebreos 6,18-20:

18 De esa manera, hay dos realidades irrevocables, la promesa y el juramento, en las que Dios no puede engañarnos. Y gracias a ellas, nosotros, los que acudimos a él, nos sentimos poderosamente estimulados a aferrarnos a la esperanza que se nos ofrece. 19Esta esperanza que nosotros tenemos, es como un ancla del alma, sólida y firme, que penetra más allá del velo, 20 allí mismo donde Jesús entró por nosotros, como precursor, convertido en Sumo Sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec”.

La esperanza de la que se habla aquí, no se relaciona a lo terrenal si no a cosas celestiales, y el ancla como símbolo cristiano, consecuentemente, se refiere solamente a la esperanza de la salvación.

Los primeros cristianos, familiarizados con éste aparejo marinero, le dieron un nuevo significado, adoptando el ancla como un símbolo de “Esperanza en la vida eterna” y la seguridad de lo que ha de venir.

La primera evidencia arqueológica que acredita el uso del ancla como símbolo identitario de los primeros cristianos, data de finales del siglo I. Se trata de un conocido fragmento de una inscripción descubierta en las Catacumbas de Santa Domitila en Roma.

Durante los siglos II y III el ancla aparece frecuentemente en los epitafios de las catacumbas y particularmente, en las partes más antiguas de los cementerios romanos de Santa Priscila, Santa Domitila, San Calixto y el Coemeterium majus. Cerca de setenta ejemplos de ello han sido hallados solamente en el cementerio de Santa Priscilla, antes del siglo IV.

En estas inscripciones funerarias, el ancla se asocia a menudo junto a nombres propios formados a partir de los términos latinos o griegos de esperanza “spes” – “elpis” y la imagen del pez místico que representaba a Jesucristo.

Existen diversas derivaciones iconográficas del ancla en estas primeras inscripciones funerarias, pero con la adición de una vara horizontal, nace el modelo de ancla cruciforme, donde aparece de forma encubierta la cruz como símbolode la pasión y muerte de Cristo, que identificaba a los cristianos perseguidos por el Imperio Romano.

Los cristianos, a principios del siglo IV, dejaron de usar el símbolo del ancla, en sus monumentos funerarios.

Llegado a este punto, conviene recordar que San Pablo en la I Carta a los corintios, define las tres virtudes teologales: Fe, Esperanza y Caridad.

Con el paso de los siglos, la virtud teológica de la Esperanza, se asocia indisolublemente a la advocación más simbólica de la Virgen María, como modelo de espera en su gestación, una festividad titulada como de la Esperanza, de la O, o de la Expectación del Parto, que sería refrendada por el Papa Gregorio XIII en 1573, completando su iconografía con el ancla, como símbolo de la Salvación, el color verde, y la ofrenda floral.

En la actualidad, el ancla, el color verde y las flores, forman parte indisoluble de la iconografía asociada a las imágenes marianas de advocación “Esperanza”. Todas las imágenes dolorosas o de gloria con advocación “Esperanza”, llevan prendido un ancla, en algún lugar destacado, como símbolo parlante de su nombre (símbolo de la virtud teologal).

Por todo lo expuesto, solo me queda deciros que, la presencia en nuestro escudo corporativo del ancla, representa la misión de veneración perpetuaque los hermanos nazarenos concepcionistas de esta centenaria Hermandad, tenemos encomendada hacia la Santísima Virgen de la Esperanza, como corredentora de la Salvación, y nos compromete a todos los hermanos a difundir su mensaje de esperanza en la sociedad actual, y a defender los valores católicos y cristianos, que la Iglesia representa.

Pero, además, esos balcones del barrio marinero de San Francisco, con anclas prendidas en los reposteros, representana aquellos vecinos que vivían en los patios del Brasil Grande, y del Brasil Chico, o en las casas humildes de las Calles de Enmedio, Verdigón, San Francisco o de Miguel Redondo, hombres y mujeres que rindieron culto y devoción inquebrantable, a su Virgen de la Esperanza, y que han sabido transmitirsu fe, con orgullo, a sus hijos y descendientes. El ancla, es además nuestro signo identitario, unido para siempre a la Huelva más castiza y marinera.

En Huelva, el ancla es el símbolo de la Esperanza, y la Esperanza quedó para siempre prendida y anclada en las raíces más profundas de esta ciudad, desde sus cuatro puntos cardinales, hasta el Barrio de La Merced, y hasta la Plaza Niña. Allá donde hay un ancla, estará siempre La Esperanza.

¿Hay quizás alguna advocación más hermosa para la Santísima Virgen, que La Esperanza?

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