El próximo miércoles, día 15 de septiembre, la Iglesia conmemora los Dolores Gloriosos de la Madre de Dios. Fiesta instituida por el Papa Pio VII, en el año 1814. Día en el que, según establecen nuestras Reglas, celebraremos solemne misa en honor a la Santísima Virgen del Mayor Dolor.

Como homenaje a Nuestra excelsa Titular, os propongo que hagamos una reflexión: ¿Te has peguntado cuales son los atributos iconográficos propios de la Santísima Virgen del Mayor Dolor, y que la diferencia de otras imágenes dolorosas?

Antes de entrar de lleno en materia, debemos saber que, en ninguno de los textos bíblicos, se alude, en modo alguno a los sentimientos de dolor y angustia de la Virgen durante el desgarrador momento de la Pasión y Muerte de su Hijo.

Por tanto, la iconografía de la Virgen Dolorosa que hoy conocemos, es el resultado de un largo proceso sustentado en la tradición doctrinal y teológica, que se ha ido consolidando desde los primeros siglos del cristianismo, y que expresa los numerosos detalles emotivos que dan vida a la iconografía del dolor, la angustia e incluso el desmayo de la Madre de Dios, en los dramáticos momentos de la Pasión, y Muerte de Jesús.

La devoción a la Mater Dolorosa, hunde sus raíces en la memoria de los tiempos. Y para entender la iconografía que caracteriza esta piadosa advocación, debemos dirigir nuestra mirada a la meditación devocional sobre los Siete Dolores de María, en concreto al quinto dolor: “La Virgen asiste en el Calvario a la crucifixión y muerte de su Hijo”.

Al margen de otros elementos comunes en la iconografía de la Virgen Dolorosa, y conocidos por todos nosotros, se identifican en nuestra amantísima titular, María Santísima del Mayor Dolor, dos rasgos distintivos, que le son propios:

I. La entereza de María junto a la Cruz:

María Santísima del Mayor Dolor, representa el estoico heroísmo de María, permaneciendo de pie con integérrimo temple junto a la cruz. Este dramático momento se corresponde exactamente, con la primera estrofa del emotivo himno litúrgico “Stabat Mater Dolorosa”, escrito en el siglo XIII, y atribuido al poeta franciscano Jacopone da Todi (1230-1306) venerado como beato en la Iglesia católica. Estrofa que reza así:

1

Stabat Mater dolorosa          

(Estaba la Madre dolorosa)

Iuxta crucem lacrimosa,      

(junto a la Cruz llorando)

dum pendebat filius. 

(mientras pendía su Hijo).

En palabras del Dr.  en Historia del arte, D. José María Salvador González, Importa mucho destacar el elocuente sentido etimológico que el himno aplica al verbo principal de la primera estrofa: stabat. En latín el verbo stare significa “estar de pie”, “permanecer firme”, “mantenerse enhiesto”, “resistir a pie firme”, y otros significados similares, todos los cuales indican sin ambigüedad la cualidad psíquica y moral de la entereza, la valentía, el heroísmo, el temple, la resistencia, la fortaleza de ánimo.

Es por ello, que María Santísima del Mayor Dolor, refleja esa sumisa entereza y ese impertérrito estoicismo, y se nos presenta erguida, lacrimosa y serena junto a la cruz, en compañía del apóstol Juan y en presencia de María Magdalena.

II. El alma de María traspasada por una espada:

La iconografía del puñal en el pecho de la Mater Dolorosa, tiene su origen en la profecía de Simeón. Cuando Jesús, recién nacido, es llevado al Templo de Jerusalén para ser presentado al Señor, como se recoge en el Evangelio de San Lucas 2: 34- 35:

34“Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, 35 y a ti misma una espada te atravesará el alma. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos”.

Esta frase es interpretada por la tradición católica como profecía de la pasión de Cristo presenciada por su madre. Y también es recogida en la segunda de las estrofas del himno litúrgico “Stabat Mater Dolorosa”, que reza así:

2

Cuius animam gementem    

(Su alma llorosa)

contristatam et dolentem      

(triste y dolorida)

pertransivit gladius.  

(traspasada por una espada)

Es cierto que, en la iconografía de la Mater Dolorosa, el número simbólico de siete espadas (los siete dolores de la Virgen), es el que ha predominado, sobre todo a partir del siglo XV, y por ello se representa con un corazón prendido en el pecho atravesado por los siete puñales. Iconografía originaria y muy extendida en las cofradías servitas.

En algunas ocasiones la Santísima Virgen del Mayor Dolor, lleva prendido sobre su pecho, el corazón con los siete puñales. No obstante, la iconografía más genuina de nuestra amantísima titular, es el puñal o la espada, clavada en su pecho, puesto que representa su quinto dolor, en el instante de la crucifixión y muerte de Jesús, símbolo inequívoco de la profecía de Simeón.

Espero que esta reflexión, os mueva a la devoción y contemplación de nuestro paso de misterio, en toda su integridad, y nos ayude a entender el papel que nuestra amantísima titular, representa en el Monte Calvario, a los pies de la Cruz, donde Jesús entrega su Espíritu por todos nosotros.

“Stabat Mater Dolorosa”

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