Tal día como hoy, 21 de septiembre, pero del año 1653, festividad de San Mateo Evangelista y Apóstol, en una mañana de domingo estival, y en el marco incomparable del altar mayor de la Iglesia Conventual de la Merced, el cabildo secular de la villa de Huelva cumplió su voto de sangre, por el que se obligaba a defender la Pureza Inmaculada de María.

Como bien nos aclara D. Diego Díaz Hierro, “es llamado voto de sangre, porque se juraba derramarla si preciso fuere, obligándose así las Corporaciones, y pueblos españoles, a defender la Purísima Concepción de la Madre de Dios, desde aquellos remotos tiempos en que tan singular Misterio, no siendo dogma de fe, era objeto de cierta obstrucción por los maculistas”, que encabezaban los frailes dominicos.

Antecedentes del Voto Concepcionista:

Podemos afirmar que no ha habido en la Historia de la Iglesia un proceso dogmático más largo, apasionante y a la vez controvertido. Casi un milenio le costó a la cristiandad proclamar que la Madre de Dios había sido concebida sin heredar el pecado original. Numerosas universidades, y ciudades europeas, se juramentaron para defender la que consideraban una verdad trascendental en su fe y en su vida. Las Hermandades y Cofradías andaluzas, alentadas por el pueblo llano, participaron activamente en la extensión de esta devoción, y ya, con siglos de adelanto, la defendieron con fervor, jurando voto de sangre por la Inmaculada Concepción de María.

El primer concejo secular que hizo solemne juramento del voto concepcionista fue Villalpando y las doce villas de su jurisdicción, en 1466.

En Andalucía, el 29 de septiembre de 1615, también hizo solemne juramento del voto concepcionista, la Primitiva Hermandad de los Nazarenos de Sevilla (El Silencio), dos años antes que el Arzobispo D. Pedro de Castro, también lo hiciera el 8 de diciembre de 1617, en la Catedral hispalense.

Y en este largo y apasionado proceso dogmático inmaculista, la península Ibérica tuvo una decisiva participación, y la ciudad de Huelva, en particular, satélite del arzobispado hispalense, no se quedó atrás, tomando en algunos casos la delantera, e interviniendo activamente en dicho proceso, para mayor gloria de Dios y de su Iglesia.

Huelva adelantada en la fe concepcionista:

Recordemos que Huelva fue una de las primeras poblaciones españolas en secundar la creencia concepcionista, pues ya en el periodo 1515 – 1535, antes pues del Concilio de Trento[i], la villa onubense contaba con la Parroquia de la Concepción (1515), y el Hospital de la Concepción (1522), consagrados a la Inmaculada Madre de Dios, así como una capilla concepcionista erigida en la Parroquia Matriz de San Pedro (1535).

Además, nos consta la existencia de la Hermandad de Nuestra Señora de la Concepción, en su Parroquia de la Purísima, desde mediados del siglo XVI. Esta cofradía encauzó la piedad popular y selecta de la villa de Huelva hacia la Pura y Limpia. Su larga e intensa existencia se nos pierde en 1836, fecha en la que por última vez encontramos referencias[ii].

Por si esto no fuera poco, en la Plaza del Convento Mercedario, se erigió un Triunfo a la Inmaculada (1641)por mandato de D. Gaspar Alonso Pérez de Guzmán, Conde de Niebla, y Señor de Huelva, quién tuvo una especial devoción a la Inmaculada Concepción.

Fotografía de la Iglesia conventual de la Merced, fechada a finales del siglo XIX – Autor: Laurent y Cía.

El solemne juramento del Voto Concepcionista de la villa de Huelva:

Pudiera parecer que el lugar más lógico para celebrar este solemne juramento, fuera la Parroquia de la Purísima Concepción, sin embargo, este no fue el caso. El Concejo de la villa, en sesión del día 28 de agosto de 1653, declara estar “pobre y no puede hacerlo con el lucimiento que quisiera”, y acuerda celebrarlo, previa solicitud al R.P. Comendador de los Descalzos de la Merced, en el Convento Mercedario.

Aunque, el motivo por el que no se celebró en la Parroquia de la Concepción, pensamos que fue la influencia y el apoyo incondicional, del fundador y benefactor del convento, el Duque de Medina Sidonia, así como el de elegir un terreno neutral, que no quitara a la Parroquia Matriz de San Pedro su supremacía institucional[iii].

El solemne acto tuvo lugar el 21 de septiembre de 1653. El cabildo secular de la villa de Huelva cumplió el voto de sangre, por el que se obligaba a defender la Pureza de María, en el altar mayor de la citada iglesia de la Merced. El acta capitular de ese día arroja cumplida información sobre tan solemne acto. En su interesante introducción se hace constar lo siguiente[iv] (sic):

“Habiendo  entrado el mes de setiembre de mil y seiscientos y cincuenta y tres años, y con él en esta muy noche y leal villa de Huelva un fervor general en todos sus vecinos de celebrar el misterio de la Inmaculada Concepción de la soberana Virgen María Nuestra Señora, devoción muy propia de Huelva, en que a ninguna otra ha sido inferior, y superior a muchas, como han hecho notorio al mundo las demostraciones en la defensa y celebridad de este misterio, erigiéndole templo, y habiéndose comenzado en la Corte de España la nueva piedad y devoción con que la Majestad Católica del Rey nuestro Señor don Felipe Cuarto el Grande, que Dios guarde, y las sagradas órdenes militares han jurado solemnemente de sentir y defender este misterio, no quiso Huelva detener más los impulsos, que sentía a solemnizar la pureza de la Concepción de la Reina de los Ángeles desde el instante primero de su ser con esta religiosa acción y nuevo culto de juramentarse a su defensa, y obligarse a sentirlo, aún antes que la Iglesia obligase a ello: crédito grande del misterio y de la fineza de la devoción, que celebra”.

Y, seguidamente, el libro capitular nos presenta esta fórmula del Voto, cuyo texto fue leído en aquel acto de solemnidad insuperable, de obligatoria lectura para un cristiano, católico y cofrade de Huelva, y que dice así (sic):

”A mayor honra y gloria de Dios omnipotente Padre, y hijo, y Espíritu Santo, tres distintas personas en una esencia, y de Jesucristo hombre y Dios verdadero, Redentor nuestro, y de la Sacratísima Virgen María, Señora Nuestra, y de todos los Santos y Ángeles de la Corte del Cielo a quien invocamos para el acierto de este nuestro obsequio, y de los gloriosos Patriarcas Señor San Joseph, y San Sebastián y San Roque, nuestros patronos”.

Y continúa diciendo (sic): “Esta noble villa, juntos en el Convento de la Merced Descalza, Redención de captivos, considerando ser esta Señora la más perfecta criatura, y allegada a Dios en el orden de gracia, habiendo escogido por Madre suya a cuya dignidad es debida la mayor santidad, gracia y perfección comunicable a criatura pura y decente a tal grandeza, preservarla del común contagio de la culpa original previniéndola con su gracia con el más soberano orden de Redención preservativa, por los merecimientos de Jesucristo su Hijo previstos desde su Eternidad, no permitiendo que en instante alguno estuviese sujeta al Demonio la que había escogido por su Madre y hecho Emperatriz de todos los Ángeles y hombres; y en conformidad de esta verdad, y conocido todo lo referido y otras nuevas razones que prudentemente mueven a esta Noble Villa a defender a todo riesgo de sus vidas y personas el honor y pureza de esta Señora, con corazones humillados, píos y devotos, deseando añadir nuevo vínculo a esta obligación, entretanto que la Iglesia Católica Romana nos lo define por su decreto (como se espera obligue a tener, y creer su preservación del pecado original), de consentimientos de todos, determinamos obligarnos por JURAMENTO Y VOTO SOLEMNE a defender y confesar el Misterio de la Concepción purísima de María Santísima Nuestra Señora en todo instante, desde el primero de su ser, limpia de mancha y rastro de culpa original, preservada y redimida por los merecimientos de su Santísimo Hijo con su singular Redención, sujetando a este sentir y determinación a la Sede Apostólica y Romana y a Nuestro Santísimo Padre su Vicario y sucesor en ella”.

Y continúa este bellísimo texto concepcionista, que por razón de espacio eludimos publicar, que fue rubricado en prueba de conformidad por los siguientes señores:

D. Luis Antonio Villegas del Corral, Caballero de la Orden de Calatrava, oficial y ministro del Santo Oficio de la Inquisición de Toledo, Corregidor y Justicia Mayor de la villa de Huelva y lugares de su jurisdicción; D. Alonso de Guzmán y Quesada, Caballero de la Orden de Santiago, Alcaide de la fortaleza de la villa (Castillo de San Pedro); Capitán Alonso Pérez Vallares de Esquivel, Francisco Maldonado Familiar del Santo Oficio de la Inquisición de Sevilla; Alcaldes Ordinarios y Diputados del Voto y fiesta, en nombre de todos, y de todos los vecinos de la villa de Huelva que no se hallan presentes.

El Voto Concepcionista fue renovado en dos ocasiones:

La primera vez, fue tras el terremoto de Lisboa, coincidiendo con su primer aniversario, el 1 de noviembre de 1756, en la Parroquia Mayor de San Pedro, se celebró un sermón moral que predicó el doctor D. Antonio Jacobo del Barco, vicario eclesiástico, y con la asistencia de las dos parroquias de la ciudad, del cabildo secular y de las tres comunidades de religiosos, que concurrieron a la solemne acción de gracias y renovación del Voto Concepcionista.

La segunda vez, como muchos de nosotros recordaremos el Voto Concepcionista fue renovado el 21 de septiembre de 2003, en el ex-convento Mercedario de Nuestra Señora de la Merced, actual Catedral de Huelva, coincidiendo con el 350 aniversario de su juramento, y dentro de los actos de celebración del cincuentenario de la creación de la Diócesis de Huelva[v].  Fue un acto promovido por la Comisión Pro-monumento a la Inmaculada Concepción, que presidió el Obispo de Huelva Monseñor Ignacio Noguer Carmona, y la presencia de la Corporación Municipal encabezada por el Alcalde de Huelva D. Pedro Rodríguez González. Ambas autoridades religiosa y civil, firmaron el acta que recogía la renovación del Voto Concepcionista de la ciudad de Huelva.

Fotografía del Altar Mayor de la Iglesia de la Merced fechada en el año 1901. Se desconoce su autor.

La Purísima es patrona de nuestra diócesis y Titular de nuestra Hermandad de la Esperanza:

Y para terminar no podemos dejar de comentar que la Pura y Limpia Concepción de Nuestra Señora, es patrona de la Diócesis de Huelva (1954), y Titular de nuestra Hermandad de la Esperanza desde el día 30 de enero de 2003.

Nuestra Iglesia de Santa María de la Esperanza, es hoy un lugar de visita obligada en los días gloriosos de la Solemnidad de la Pura y Limpia Concepción. Nuestra Vigilia de la Inmaculada, el Besamanos en Honor a Ntra. Sra. de la Esperanza Coronada, y la Solemne Función Concepcionista, que celebramos de forma multitudinaria y jubilosa, es prueba de ello.

Cada año, a las 12 de la noche, y desde el campanario de nuestra bendita iglesia, Huelva anuncia solemnemente, y desde 1989, la festividad de la Pura y Limpia Concepción a los sones de los “Gozos de la Inmaculada”, interpretada por su Banda de cornetas y tambores del Santísimo Cristo de la Expiración, Salud y Esperanza.

Sobran motivos para que los Hermanos de la Esperanza nos sintamos orgullosos, pero también tenemos un compromiso firme e indeleble, porque somos los herederos de aquellos antepasados nuestros que el día 21 de septiembre de 1653, en la Iglesia conventual de la Merced, cumplieron su voto de sangre, y se juramentaron solemnemente para defender con fervor, la que consideraban una verdad trascendental en su fe y en su vida: “Que la Madre de Dios había sido concebida sin heredar el pecado original”.

Imagen de la pintura de la Inmaculada Concepción de Aranjuez, obra de Bartolomé Esteban Murillo.

¡Sine Labe Concepta!

JOSÉ ALFONSO VARELA RODRÍGUEZ

(Diputado de Formación)


[i] El Concilio de Trento tuvo lugar entre los años 1545-1563, transcurriendo 18 años entre continuas interrupciones. Las palabras del Concilio fueron decisivas para la extensión de la doctrina inmaculista y no tardó mucho en ser opinión universal.

[ii] DIAZ HIERRO, Diego: Índice de las antiguas cofradías de Huelva. Diario Odiel del 22-XII-1955, p. 6.

[iii] GONZALEZ CRUZ, David: Religiosidad y ritual de la muerte en la Huelva del siglo de la ilustración. Huelva, 1993, p. 45.

[iv] DIAZ HIERRO, Diego: Historia de la Merced de Huelva, hoy Catedral de su Diócesis. Huelva 1975, ps. 192-195. A.M.H. Libro de Actas Capitulares. Legajo 8, folio 237.

[v] Diario Huelva Información de los días 21 y 22 de septiembre de 2003.

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