Establecemos que la Iglesia universal celebre devotamente y con solemnidad su nacimiento al cielo, el 4 de octubre, es decir el día en que, liberado de la cárcel de la carne, subió al reino celestial.” Con estas palabras del Papa Gregorio IX, recogidas en la Bula Mira Circa Nos de fecha 19 de julio de 1228, se canonizó a San Francisco de Asís y, se estableció la memoria litúrgica que, cada 4 de octubre, celebramos. Una fecha señalada en rojo en el calendario celebrativo de la Hermandad de San Francisco y que, en muchos casos pasa desapercibida para los hermanos por desconocimiento.

De todos es sabido que, nuestra Hermandad es conocida con el nombre de Hermandad de San Francisco, recordando el lugar donde fue fundada; el antiguo cenobio de San Francisco de Asís, en la actualidad, Iglesia de San Francisco Javier, donde estuvo establecida canónicamente hasta diciembre de 1963.

De forma implícita, la presencia del Poverello de Asís, ha estado siempre presenten en el discurrir de nuestra Historia. Una presencia que, se hace más que patente en nuestra Iglesia de Santa María de la Esperanza. Por lo tanto, estas líneas quieren invitar a todos los hermanos a mirar nuestra Iglesia con otros ojos y, empaparse del espíritu del Santo de Asís, cuya presencia, no reparamos. Por lo tanto, propongo una visita imaginaria a nuestra Iglesia para impregnarnos de la figura de San Francisco de Asís.

Antes de empezar la visita, hemos de saber que San Francisco de Asís es titular de nuestra Hermandad, al menos desde 2003, en cuyos Estatutos, aparece en el título de la Hermandad sin especificar que se trata de San Francisco de Asís. Sólo aparece un escueto San Francisco, pero, en el artículo 20.6 se nos dice; “En la festividad de San Francisco de Asís, se celebrará misa en honor del Seráfico Santo, titular de la Hermandad. Con este acto de culto se abrirá todos los años el curso cofrade”. Con anterioridad, a esa fecha, aunque se celebrara, San Francisco de Asís, no aparece en el nombre de la Hermandad.

Actualmente, esta misa está recogida en Título IX, capítulo 11, en su artículo 140 del Reglamento Interno, donde se nos dice; “El día 4 de octubre de cada año, la Hermandad celebrará Misa en honor de su titular San francisco de Asís. Está eucaristía tendrá el carácter de misa de inicio del curso cofrade cada año y se celebrará según el tenor que manda la Santa Madre Iglesia como conmemoración”

Una vez justificada la celebración que, todos los años tiene lugar en nuestra Iglesia y, la importancia que ésta tiene, iniciamos la visita virtual a nuestra Iglesia, buscando la presencia de San Francisco. Situándonos en el altar, en la pared del lado derecho, en la Capilla Sacramental encontramos un cuadro de grandes dimensiones de Santa Ángela de la Cruz, obra de 1997 del artista onubense y, hermano de la Cofradía Mario Moya.

Santa Ángela de la Cruz era “terciaria franciscana antes de fundar la Compañía, al igual que las primeras compañeras” como apunta el gran biógrafo de la Santa sevillana D. José María Javierre [i]. Siguiendo al mencionado biógrafo, en 1929, tal y como reza en documento que obra en el archivo de las Hermanas de la Cruz de Utrera, la Compañía de las Hermanas de la Cruz solicitó, obteniendo respuesta positiva, a la Orden Tercera de Franciscana.

En el mencionado cuadro, tras la figura de Santa Ángela de la Cruz, hay un cuadro de San Francisco, que quizá, sea una de las escenas de la vida de San Francisco más representada en la Historia del Arte; se refiere al abrazo místico de Cristo al Seráfico Santo, el cual, significa el abandono decidido, por parte del Seráfico Santo, del mundo para entregarse en cuerpo y alma a seguir a Cristo. Este abrazo quería representar lo que también describió Gilbert K, Chestertón en su obra de 1923San Francisco de Asís, donde afirmaba: ”San Francisco no amó a la humanidad, sino a los hombres, tampoco hubo de mar a la Cristiandad, sino a Cristo” (Chesterton 2002, p.6). La figura de San Francisco es muy importante en el carisma de las Hermanas de la Cruz, en cuanto a voto de pobreza, de desprendimiento hacia los demás y entrega al prójimo.

Seguimos desde el altar oteando nuestra Iglesia y en la pared izquierda, en el lateral de la Epístola, nos encontramos con el maravilloso cuatro de La Impresión de las llagas de San Francisco, obra del año 1998 de Mario Moya. Este hecho, tuvo lugar en el Monte Alverna (Italia) el 17 de septiembre de 1224, dos años antes de la muerte de San Francisco. Son muchos los autores que describen este episodio, siendo preciosa la que hace el franciscano Tomás de Celano y, que se puede leer en cualquiera de los directorios franciscanos. Este hecho, fue incluso puesto en tela de juicio por las autoridades eclesiales del momento, antes de hacerlo santo. Con el tiempo, el papa Benedicto XI, en 1304, otorgó a la Orden de San Francisco permiso para celebrar de forma anual la Memoria litúrgica de la Impresión de las llagas a San Francisco cada 17 de septiembre.

Tras recibir los estigmas en 1224, San Francisco escribió una oración que es un referente en el franciscanismo:

¡Alabanzas del Dios Altísimo!

Tú eres santo, Señor Dios único, que haces maravillas.

Tú eres fuerte, tú eres grande, tú eres altísimo,

Tú eres rey omnipotente,

Tú, Padre santo, rey del cielo y de la tierra.

Tú eres trino y uno, señor Dios de dioses,

tú eres el bien, todo el bien, el sumo bien,

Señor Dios vivo y verdadero.

Tú eres amor, caridad, tú eres sabiduría,

tú eres humildad, tú eres paciencia, tú eres belleza,

tú eres mansedumbre, tú eres seguridad,

tú eres quietud, tú eres gozo,

tú eres nuestra esperanza y alegría,

tú eres justicia, tú eres templanza,

Tú eres toda nuestra riqueza y saciedad.

Tú eres belleza, tú eres mansedumbre;

tú eres protector, tú eres custodio y defensor nuestro;

tú eres fortaleza, tú eres refrigerio.

Tú eres nuestra esperanza, tu eres nuestra fe,

tú eres nuestra caridad,

tú eres nuestra dulzura,

tú eres nuestra vida eterna:

grande y admirable Señor,

omnipotente Dios, misericordioso Salvador.

Sin movernos del altar, en el lado del Evangelio, en sencilla hornacina, encontramos una imagen seriada de San Francisco de Asís, que fue donada a la Hermandad en 1979 por nuestro recordado hermano José Andivia y que tiene como particularidad, el que fue policromada por el imaginero ayamontino Antonio León Ortega.

Hasta aquí podría terminar nuestra visita, pero, en el paso de Nuestra Señora de la Esperanza, en su costero izquierdo, se puede contemplar en el respiradero, la figura de San Francisco de Asís. Unos respiraderos de 1983 realizados en el Taller de Orfebrería de la Viuda de Villarreal. Esta imagen de San Francisco tiene como fondo la antigua Iglesia de San Francisco.

La última muestra de la huella de San Francisco de Asís en nuestra Hermandad se trata de de una reliquia de primer grado, al tratarse de una Reliquia ex cineribus corporis (Ceniza del cuerpo). Esta reliquia nos ha sido enviada por la Procura Generale O.F.M de Roma, y viene acompañada por su correspondiente Auténtica fechada 11 de abril de 2025 y firmada por P. Zdzislaw Józef Kijas, Postulador General de la Orden de Hermanos Menores Conventuales. Es intención de la Junta de Gobierno, exponerla al culto en un artístico relicario-ostensorio.

Como dato significativo, la teca que contiene la reliquia, ha sido pasada por el manto de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de Extremadura.

Sirva este recorrido por la huella de San Francisco de Asís en el seno de nuestra Hermandad, para realzar y poner de relieve la importancia que tiene nuestro titulas, el Seráfico Santo, en la vida de la Hermandad desde sus orígenes.

José Antonio Vieira Roldán.

Diputado de Formación.

BIBLIOFRAFÍA BÁSICA CONSULTADA:

1.- CHESTERTÓN, Gilbert K. San Francisco de Asís. 2002. Ed. Movimiento Cultural Cristiano.

2.- SPOTO, Donald, Francisco de Asís. El santo que quiso ser hombre. 2007. Ed. R.S.A.

3.- Directorio celebrativo de la Solemne Eucaristía del 9 de mayo de 2009 en la Catedral de Sevilla con motivo del VIII Centenario de la Fundación de la Orden Franciscana.


[i] Https///;www.franciscanos.org

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